Discurso 5 de febrero, 2019 - Aniversario de la Constitución

Señoras y señores:

Nos reúne esta mañana el texto que reconoce los derechos de quienes habitan este territorio y organiza al estado mexicano; el documento que funda nuestra identidad y sustenta la nacionalidad que  nos enorgullece.

Estamos aquí, en torno a la figura de Venustiano Carranza, convocante al constituyente que hace 102 años diseñó el gran proyecto nacional en un articulado donde plasmó anhelos y aspiraciones de un pueblo que desde aquel cinco de febrero de 1917 inició su transformación por la vía constitucional.

Me distingue el gobernador  Omar Fayad con su representación en este acto.

Como titular del  ministerio público estoy obligado, y lo hago convencido de resaltar la trascendencia  que en esta hora tiene para la vida de la República, para el fortalecimiento del pacto federal y para el futuro de las y los  hidalguenses la vigencia y observancia de la Constitución en sus dos condiciones:  como norma fundamental y como norma suprema.

Hace apenas dos años conmemoramos a lo largo y ancho del territorio, nuestro centenario constitucional.  Eran las vísperas de la elección que reconfiguraría el mapa político nacional.

La celebración de este centésimo segundo aniversario llega en momentos de transformación y desafíos, razón suficiente para una reflexión sensata, más que para discursos vacíos que solo cumplan el protocolo.

Hay en el ambiente un cúmulo de sensaciones que bien podrían asemejarse a las que flotaban en el teatro Iturbide de Querétaro,  cuando los constituyentes de todas las entidades federativas iniciaron las deliberaciones para dar forma al nuevo estado mexicano, producto de la revolución.

Entonces como ahora, la nación estaba en el tránsito hacia un nuevo destino; y fue el talento, la experiencia y hasta la intransigencia de aquellos 219 diputados lo que definió su rumbo a través de las decisiones fundamentales: derechos humanos, soberanía, república representativa, división de poderes, sistema federal, separación iglesia-estado y control constitucional.

El siglo es otro y otras las generaciones que lo vivimos; pero el país es el mismo: tan grande como entonces pero más poblado; tan rico como entonces pero más explotado; más diverso y mejor comunicado; más productivo pero menos igualitario.

En unas líneas esa es nuestra historia reciente; con un acuerdo constitucional  múltiples veces modificado pero esencialmente inamovible.

Pudieron haber cambiado las formas de ver y hacer al país hasta llegar a las condicionantes de la globalidad; pero la Constitución sigue siendo el eje que lo articula y conduce su destino; por eso, el respeto a sus preceptos se mantiene como forma de convivencia en la diferencia.

Con  nuevos principios y valores modificados, incluso por los excesos del  mercado; la Constitución es frontera y es límite. Pero también es apertura y es puente hacia estadios universales.

Este aniversario constitucional cruza por el sesquicentenario de nuestra entidad como estado libre y soberano.

Este tiempo hidalguense es de prueba: porque están a prueba nuestras instituciones, nuestras capacidades y nuestras voluntades.

Al amparo de la Constitución, estamos las y los hidalguenses en la gran oportunidad de mostrar nuestra altura de miras, nuestra integración como herederos de la mejor tradición liberal;  estamos en la posibilidad de convivir sin reticencias, como lo ha ponderado recientemente el presidente de la República;  sin anular nuestras diferencias; sin disminuir el reconocimiento a las divergencias; sin demeritar ninguna opinión diferente.

Transcurridos ciento  cincuenta años de historia, estamos en posibilidad de alcanzar un lugar preponderante en el contexto nacional.

Recientemente, en la adversidad, en la adversidad más cruel, mostramos nuestras capacidades; hagámoslo así, en la oportunidad de la transformación propuesta y conducida por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Sumémonos con inteligencia y propuesta, aportemos nuestras fortalezas con seguridad y precisión y con el liderazgo democrático del gobernador Omar Fayad.  La Constitución es el vehículo para transitar en la ruta que decidió en las urnas la ciudadanía.

Nuestras posibilidades son más y deben conciliarse con las diferencias; los contrapesos, los contrapesos constitucionales no son  obstáculo; existen porque son útiles; son dique a los excesos; por eso y para eso están en la arquitectura constitucional que hoy celebramos.

Hidalgo cumple puntualmente con dos compromisos constitucionales:

Al interior, vive a plenitud la división de poderes. No hay duda en ello. Por primera vez vivimos un gobierno dividido y eso es muestra inequívoca de nuestro desarrollo democrático.

Al exterior, coexistimos  con un ejecutivo federal de diferente signo político. No es una situación nueva. Sí lo es con ambas Cámaras del Congreso de la Unión y particularmente, con los representantes de Hidalgo.  Esa novedad tampoco ha sido en detrimento: como toda experiencia humana tiene sus bondades.

Garante de esa política, el gobernador Omar Fayad mantiene inalterables los valores constitucionales de la república representativa, la división de poderes y el sistema federal.

Ha sido así desde el inicio de su gobierno y sin duda, se mantendrá en esa actitud responsable y congruente.

Sin embargo, conviene recordar que los poderes públicos no se ejercen a capricho; es precisamente la Constitución que hoy homenajeamos  el cuarto de máquinas desde donde se ejercen, y es en la  responsabilidad de todos los agentes políticos está su cumplimiento, sin ambigüedades, sin dobles discursos el cumplimiento de sus ordenamientos, eso es todo.

Cada quien en el ejercicio de sus facultades y el cumplimiento de sus obligaciones, es corresponsable  de alcanzar el mejor destino regional y nacional.

Particularmente, las y los servidores públicos, en el ámbito de nuestras respectivas competencias estamos obligados a cumplir,  hacer que se cumpla y garantizar la vigencia de la Constitución.

Sensibilidad y firmeza, convicción y compromiso son imprescindibles para caminar y avanzar en la construcción de un México más justo,  sin demagogia, con honestidad intelectual y material.

Ahí están nuestros activos para conducirnos en la ruta del cambio.

Tenemos un sistema anticorrupción reconocido nacionalmente como el segundo más efectivo.

Está en construcción el Centro de Comando, Control, Comunicaciones, Cómputo, Calidad, Coordinación e Inteligencia más grande del país para la seguridad de la población hidalguense y de la región.

En breve iniciará su funcionamiento el Laboratorio de Políticas Públicas para diseñar la conducción del ejercicio del gobierno estatal;

Y está propuesto al gobierno de la República, la construcción del Sincrotrón, centro de alta tecnología, de gran ciencia para el desarrollo nacional y de hispanoamérica, que para nosotros se traduzca en soberanía a través de la independencia tecnológica.

A dos años de haberse iniciado el gobierno de Hidalgo, estamos firmemente comprometidos para que, con entendimiento y disposición, vivamos en un estado y en un país constitucionales y democrático. La meta es avanzar y participar de la nueva realidad política nacional y estatal.

Hoy apelamos en esta conmemoración a los más altos valores cívicos y morales, porque sin ellos, estaríamos en el grave riesgo de ser más pobres, menos solidarios y promover la injusticia. Por eso estamos orgullosos como hidalguenses de contribuir a fomentarlos, siempre con la convicción y firmeza necesaria, la que heredamos de nuestros constituyentes.

Lo que se hace en Hidalgo no es otra cosa que respetar la voluntad expresada por la mayoría, esa es la democracia, pero lo hacemos con hechos, con total apertura y coordinación, más aún, sin mezquindades, como lo dijo el propio presidente López Obrador, al referirse al trabajo realizado por las autoridades estatales encabezadas por Omar Fayad, tras la dura y triste tragedia que vivimos hace algunas semanas.

Decirlo es sencillo, hacerlo requiere de una labor profunda y comprometida a través de los principios éticos más inquebrantables, porque sin esa altura de miras, sin autenticidad, sin fortaleza en nuestras convicciones, simplemente no sería posible construir nada creíble y mucho menos perdurable, como nuestra Constitución.

Es por ello primordial el respeto que merece nuestro texto constitucional el que nos rige desde hace 102 años, con sus adhesiones y reformas, porque sólo así es posible sostener un gobierno honesto, transparente, austero e innovador.

En comparación con el gobierno de la República los paralelismos abundan, austeridad y transparencia en Hidalgo son una constante.

Igual aquí como sucede hoy en el espacio federal, se realizó una reestructuración del aparato burocrático para brindar máxima eficiencia a los recursos y evitar la duplicidad de funciones, se eliminaron las Coordinaciones Regionales, igual el gasto de la Representación en la Ciudad de México, son algunos ejemplos de la congruencia que hoy tenemos.

Esa estatura fijada por el gobernador Omar Fayad, es un ejemplo, el que nos lleva hoy a pensar diferente, a ver amplio y a tirar lejos, a apuntar como lo señala la Constitución, a la  importancia del financiamiento a proyectos de inversión en ciencia, en tecnología e innovación.

Lo ha resaltado recientemente el gobernador, durante un siglo y medio en Hidalgo participamos de cerca y activamente en los momentos más importantes de la Patria.

Hoy, como también lo ha dicho el gobernador, estamos reunidos en esta celebración tan importante, sabiendo que hay millones de mexicanos, miles de hidalguenses,  cuyo duro trabajo y dedicación todavía no es reconocido.

El compromiso entonces es cumplir el ideal, si uno trabaja duro y es responsable, sale adelante, sin distinguir de dónde venga, ni la apariencia que se tenga.

En Hidalgo estamos convencidos de que el futuro pertenece a quienes saben recordar y evitan, de esa forma, repetir los errores del pasado.

Eduquémonos privilegiando el respeto y la tolerancia, enseñemos a nuestra niñez y a nuestra juventud a vivir y a convivir y a las personas y familias adultas a cooperar como uno solo, como también lo hacemos en los distintos órdenes de gobierno para establecer una vida de verdaderamente democrática.

Respetar orígenes, pensamientos y diferencias es fundamental para que en Hidalgo y también en México las nuevas generaciones de mujeres y hombres sigan fomentando la lucha contra la pobreza y la eliminación de las desigualdades.

De estas nuevas generaciones depende que nuestro país se transforme en un lugar de paz, de libertad y de respeto a nuestra dignidad humana y a nuestros preceptos constitucionales, es el modelo constitucional y la visión de convivencia e integración sanas.

Nuestra generación  la que hoy tiene  la responsabilidad de gobernar, de legislar, de procurar e impartir justicia trabaja en un esquema de unidad y respeto a las ideologías partidarias, en una real y efectiva cohesión social, de tal forma que el cumplimiento armónico de nuestras responsabilidades constitucionales sea pareja, de todas y todos.

Tenemos un compromiso fundamental: ser capaces, dentro de los límites que nos señala la Constitución de transitar entre las dudas y los problemas hacia la comprensión de nuestras necesidades y las de los demás, y tenemos también la obligación de solventarlas.

En esta voluntad de transformar al país y construir uno mejor, hagamos uso de nuestro entendimiento y de la gran voluntad de las fuerzas políticas que hoy legislan y gobiernan la República, el estado y nuestros municipios,  para revalorar el pacto constitucional, base de la convivencia democrática,  la estabilidad política e institucional y el progreso social que hemos alcanzado.

Nada de esto sería posible sin la vigencia y el respeto a la Constitución,  a los valores y principios constitucionales.

Preservar y acrecentar ese invaluable patrimonio constituye una responsabilidad histórica de las generaciones actuales y lo será de las futuras, definitivamente, es una responsabilidad de todas y de todos. Y lo debemos hacer porque es el único camino para atender de manera efectiva las múltiples necesidades y las lacerantes carencias que hoy persisten en el estado de Hidalgo.

Más importante todavía, para aprovechar las nuevas oportunidades que nos brinda la propuesta de una nueva forma de gobernar y hacer política, para superar unidos, la pobreza, la inseguridad, las injusticias, las crisis migratorias.

La Constitución nos ofrece el marco más sólido, nos ofrece los principios y valores para garantizar, a todas y todos, un futuro certero. Respetar y observar ese marco constitucional y democrático es la garantía de nuestra convivencia,  de nuestro crecimiento y de nuestro bienestar.

Señoras y Señores:

Hagamos de la Constitución un instrumento vivo, hagámoslo así diario, en todo y para todo.

Para que la Constitución viva, simplemente apliquémosla.

 

Muchas gracias.