A LA MITAD DEL CAMINO

                                              Raúl ARROYO

Tomo el título del más reciente libro del presidente Andrés Manuel López Obrador pues enseguida me referiré a la mitad de su sexenio.

Si usted amable lectora, lector, no tiene interés en la cosa pública cambie de página; si le interesa siga la lectura. Tiene otras opciones: por supuesto el texto del propio mandatario donde encontrará la visión más auténtica, como sucede cuanto el autor es protagonista principal de la narración.  Puede abrir las páginas editoriales de cualquier diario y estará frente al panorama que observa la comentocracia, lo mismo si decide escuchar cualquiera de los programas televisivos o radiofónicos de análisis político a la par que difunden las noticias. Encontrará en esos espacios una descalificación mayoritaria, de diferentes aspectos y con diversas medidas, unas documentadas otras viscerales. No olvide echar un vistazo a las opiniones internacionales, son muy interesantes,

Si quiere profundizar con información sistemática y una crítica seria, vaya por la librería, encontrará abundante oferta de textos analíticos del régimen que hoy llega a su media vida, firmados por hombres y mujeres periodistas, académicos, politólogos, juristas, en publicaciones individuales y colectivas que ya conjuntan una abundante bibliografía a la que se suman cientos de artículos en revistas especializadas.

Si su interés no va por la ruta formal quédese con los memes de las redes sociales, línea de continuidad a la tradición popular mexicana donde imaginación e ingenio plasman sin mayores pretensiones el sentir cotidiano frente a la autoridad. Le servirá para corroborar la libertad de expresión de que gozamos.   

Si frente a esas posibilidades quiere una valoración rápida para formar su opinión, quédese con las encuestas. En un minuto accederá a la evaluación contundente: el presidente mantiene alta popularidad cuando inicia la segunda mitad del periodo para el que fue electo.

Ahora le propongo un ejercicio diferente, con la mirada propia que se tiene desde la región, necesariamente diferente a la que pretende ser absoluta desde el observatorio nacional. Partamos de una pregunta elemental: ¿cómo ha impactado el gobierno de la 4T, conducido por el presidente López Obrador, en nuestro espacio inmediato?  La propuesta es obtener una valoración objetiva, sin mayor pretensión que identificar esos impactos en nuestro territorio y nuestra población, con un marco conceptual mínimo.

Para ilustrar el propósito, trazo aquí algunas líneas propias de la situación de las y los hidalguenses respecto del actual gobierno federal. Parto de una condición preexistente: el gobierno hidalguense es de diverso color político y uno de los pocos que lo han mantenido sin alternancia. Ahí una primera variable: la relación Federación-estado no colapsó pese a los evidentes esfuerzos por dinamitarla. La buena política pudo más que la improvisación para ejercer el poder que llegó hasta el absurdo.

La reacción federal – es otra variable-, frente a eventualidades trágicas como la explosión de Tlahuelilpan, la atención a la pandemia del COVID-19, y las afectaciones por fenómenos naturales, generó armonización para resolverlas.

La coordinación para combatir la delincuencia, señaladamente la dedicada al robo de hidrocarburo con toda su complejidad afectadora a los ámbitos municipal, estatal y federal, es otro elemento a valorar. Igual los programas sociales y el comportamiento de las instituciones locales de mismo signo partidario al del presidente: Congreso y ayuntamientos. 

01/SEPTIEMBRE/2022